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  • Foto del escritorLucía Muñoz

Un año en Comarapa

Publicado en el Boletín SED nº 35, primavera de 2007

VOLUNTARIA DE COOPERACIÓN DE SED EN BOLIVIA - AÑO 2006

Para mí ha sido una gran suerte haber conocido a los Hermanos Maristas, a los cuales les doy las gracias por su entrega, dedicación, acogida, trabajo y, lo más destacado, el amor por los niños. A lo largo de mi época escolar, se me presentaron varias oportunidades para poder asistir a las jornadas llevadas a cabo por SED. Debido a mi participación en ellas y a mi integración en el Proyecto Bolivia, fui conociendo la magnífica labor que desempeña, lo que me animó a marcharme a Bolivia colaborando durante dos veranos en las comunidades campesinas de Comarapa.




Internado 2006

Estas experiencias me permitieron descubrir cómo es la vida de la gente sencilla y pobre de Bolivia: viviendo como viven ellos, comiendo lo que ellos comen, andando como ellos, sin luz, sin agua potable, sin lavadora, sin lavaplatos, sin ducha, sin móvil, viajando en el remolque de un camión, sin reloj... pero con mucho tiempo para disfrutar con ellos, con las "doñas" (ellas), con los niños... Cuando me preguntan qué hice, nunca sé cómo explicar que lo única que hacemos es estar, convivir con y como los campesinos de la Siberia boliviana, y lo que queda es un inmenso cariño a la gente, junto al pensamiento que alucinarían si supieran lo bien que vivimos, no se pueden imaginar cuánto. Pero con el paso del tiempo (y con algo más de madurez) estás experiencias se me quedaban cortas. Sentía que Dios me pedía una opción clara en mi vida.


Al terminar la Diplomatura de Trabajo Social, decidí ampliar mi estancia en Bolivia por un año, participando como voluntaria de Cooperación en un proyecto de desarrollo, centrado en la intervención con menores de la misma zona. Comarapa recibe mucha población estudiantil de las comunidades campesinas del entorno. Muchos niños y niñas de 6 a 14 años viven solos en cuartitos, en unas condiciones miserables, ya que están sin sus padres desde edades muy tempranas. Con tan solo 9 años los veo cocinando para sus hermanos menores y llevando una casa. Son cuerpos de niño con mentalidad de adulto. El proyecto, muy ajustado a mi perfil de trabajadora social, se centró en el estudio de esta población infantil para elaborar un plan de acción conjunto entre la municipalidad y los centros educativos de la zona. El proyecto me ha permitido realizarme humana y profesionalmente. Pero lo que más destaco es el contacto con algunos de estos chicos y chicas, que han marcado profundamente mi estilo de vida y mi forma de pensar.


Hoy por hoy, creo que esta experiencia ha sido una de las más importantes de mi vida, y me alegro de haberla realizado con la ONG marista SED. Siento que es una institución muy transparente lo cual da una confianza enorme para poder colaborar en todos sus proyectos.


Lucía Muñoz


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