Creo que pocas veces me he sentido tan querido por Dios como aquí
OMPRESS-BOLIVIA (7/11/2022)
La Delegación de Misiones de Málaga comparte el testimonio de Carlos Baeyens, laico marista y miembro del Proyecto Bolivia, que llevan adelante en medio de comunidades campesinas de Bolivia, con una labor entregada y constante en los últimos 40 años.
“Hoy estoy escribiendo esto por encontrarme a miles de km de mi casa, pero pienso que, para hoy poder estar aquí, Dios me ha ido acompañando, guiando, enseñándome y queriéndome en cómo he ido creciendo y haciendo mi camino igual que lo está haciendo justo ahora. Y ese camino está lleno de personas que, con su presencia y testimonio, me han enseñado que entregarte al otro te lleva a ser feliz.
Una de las cosas que más decía antes de venir fue que cuando algo se repite y resuena en tu corazón y aún más en la oración, no queda otra que atender esa llamada y darle una respuesta. No es una respuesta que se pueda dar en un momento o siquiera a lo largo de un día entero. Hay llamadas que exigen tiempo, discernimiento y oración, mucha oración. Y con todo eso, creo que muy animado por el Padre, decidí dar un sí. Dar un sí a ser yo en otro lugar donde pensaba que lo que soy y lo que tengo podía ofrecerlo a los demás. Y con esas, el 20 de enero de este año agarré mis maletas y me planté en la comunidad de los Hermanos Maristas de Comarapa.
Mi tiempo se reparte en ayudar en la pastoral del colegio, ayudar en lo posible para atender a algunos chicos y chicas con alguna dificultad del cole, pero principalmente me dedico a estar en el Hogar ‘Casa Montagne’, donde viven 26 adolescentes que bajan de las comunidades campesinas que rodean a Comarapa y donde no tienen educación secundaria.
Y, tal y como han vivido todas las personas que han pasado por aquí, este año está siendo un tiempo de ESTAR y no de hacer. Y esto de ESTAR te hace sentir muy pequeño en muchas ocasiones porque cuando no están ‘por medio’ las cosas que sé hacer, lo único que queda para ofrecer es lo que yo soy, con mis cualidades y mis defectos. Pero es ahí, en ese encuentro donde me quito todo, donde la vida de los demás me envuelve por completo, donde lo importante no soy yo, sino la persona que tengo en frente. A lo largo de estos meses he dicho que cada día me admira más el aprecio profundo por la lejanía de nuestras vidas, pero he ido comprendiendo que cuando lo que hay en medio es amor, ni a ellos les supone un esfuerzo, ni yo soy un ‘súper voluntario’.
Creo que pocas veces me he sentido tan querido por Dios como aquí. En mi debilidad, en mi ver lo pequeñísimo que soy, en momento que no me he sentido capaz… justo ahí es donde Dios me ha dicho: ‘Carlos, cabezón, que te quiero como eres, he estado y voy a seguir estando contigo, sigue haciendo lo que te sientas capaz de hacer en cada momento’. La tranquilidad y paz que me ha ido dando esta oración y relación con el Padre es infinita.
Cambiando ligeramente de tema, expresar que durante este tiempo también me viene la pregunta de si ahora estoy con los más necesitados y comprendo que en un mundo donde existen tantas necesidades, sería muy atrevido por mi parte responder un sí a esta pregunta. Cuando uno está en búsqueda y además es capaz de mirar y escuchar… se encuentra con muchas situaciones de necesidad a su lado y también lejanas. Uno tiene que ser lo suficientemente humilde como para saber que no puede salvar el mundo o ni siquiera la vida de una persona, pero a la vez saber que los dones que Dios me ha regalado (y eso va cambiando a lo largo de los años) son más que suficientes para ofrecerlos a personas que me puedan necesitar.
Hace un mes leía aquí en el libro de Regla de Vida de los Hermanos Maristas que ‘en cada etapa de tu camino personal Dios propone y, de acuerdo con tu respuesta, ofrece alternativas por dónde avanzar, buscando siempre la mejor opción para construir el Reino’. Yo sentí y recé mucho para decidir el venir aquí, porque también he dejado otras situaciones en mi ciudad. Pero sentía que, según en el momento en el que yo me encontraba y con lo que yo podía ofrecer, era el momento adecuado para coger mis cosas y venirme aquí a compartir mi vida con estas personas. ¿Y ahora estoy siendo más solidario que antes? No lo creo, es cuestión de buscar, de ponerle pasión, de desprenderse (materiales, tiempo, ideas preconcebidas…), de ser valiente y, como he dicho antes, de ser humilde para aceptar que lo que yo soy, más allá de mi vocación, sumará a la vida de algunos más que a la de otros, pero eso solo me lleva a seguir conociéndome, definiéndome y seguir disfrutando de darme.
Para terminar, quiero remarcar que esto de entregarse jamás puede ser una competición, ni algo que se pueda medir. Yo aquí, al igual que en mi casa, me encuentro a personas que entregan su vida a los demás cada día, estando atentos, adelantándose a lo que el otro necesita, estando siempre disponibles… Puedo caer en la tentación de querer seguir mejorando para acercarme a esas personas, pero es que yo soy Carlos y todas esas personas son referentes para mí, ayudándome con su ejemplo a dar pasos, a seguir aprendiendo cómo darme a los demás y a acercarme no más a ellos, sino al Padre”.
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